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Bienvenidos a la sección de las mejores historias sucedidas a nuestra gente. Quedaría feo decir "es lo mejor de lo que no ha pasado en la vida", pero fijo que es de lo que más veces y más a gusto no hemos descojonao.
















El aspersor de calimotxo:

Esta es la historia más famosa, y desde luego la que más carcajadas provoca todavía hoy.

Todo empezó hace bastantes años, en agosto del 94. Aquel año nos dió por ponernos en pelotas e ir a algún sitio cerca del pueblo, tipo kilómetro y tal. Unos de esos días nos fuimos a la balsa (charca más bien) que hay al lado del camino de la sierra. Era de noche y no sabíamos que el agua estaba toda verde y más bien podrida, pero cada uno se pilló su toalla y a bañarse.

Tanto hacer el tonto, tragamos agua, sobre todo alguien a quien vamos a llamar "N". Todo ello trajo como resultado, tanto a N como a más gente, una diarrea de mil pares de cojones, lo cual tampoco es nada raro porque en Pomer a todo el mundo se le desordena el aparato.... digestivo.

La noche siguiente estábamos en la peña, en la primera cueva que tuvimos (ese fue nuestro primer año de exilio tras el embargo de nuestra añorada casa). Bien avanzada la noche, y bien avanzados los ciegos respectivos, N decidió salir de la peña a dar una vuelta. En un banco estaban, llamémosles por ejemplo..... M y D, por poner unas letras cualesquiera. N pasó por el banco y, bajándose los pantalones, le dijo a M en voz alta: "Mira cómo suena esto!!", a la vez que intentaba forzar una corriente gaseosa por su, llamémosle culo.

Claro, con la diarrea, lo que salió fue un líquido color marrón oscuro (o color "mierda en Pomer después de hincharse a beber calimotxo"), que cayó en el brazo de M y la pierna de D. M, que no suele ser un cerebro avispado, comentó "Este cabrón nos ha llenado de calimotxo", a la vez que hacía ademán de lamer la oscura sustancia que manchaba su camiseta. Ante esto, D pronunció su célebre frase: "Que no, M, que se nos han cagado", lo cual impidió en el último momento que M impactara con su lengua en la sustancia, lo cual hubiera hecho esta historia todavía más increible.

El siguiente paso fue bajar corriendo a la fuente a intentar lavar la ropa sobre la que se había depositado tan oscuro sedimento, al tiempo que el resto de gente, en especial J y Dk, rodaban por el suelo de la risa.

A todo esto, os preguntareis, "dónde estaba nuestro protagonista y su estómago REVUELTO". Siento la broma del apellido. El chaval estaba en una farola de la caseta, asegurándose de no haber recibido parte de la metralla del atentado en su propia ropa, tras lo cual procedió com mandan los cánones a unirse al descojone general.

Como anécdota final, reseñar que al día siguiente alguna progenitora hizo oídos sordos a esta historia cuando su hijo ntentaba justificar el origen de la mancha marrón presente en su ropa.

PD: Gracias M y D por vuestra comprensión y deportividad.


Trata de arrancarlo, por Dios!!

Esta historia se situa en la mañana (tempranito) del 14 de agosto de 1998. Recuerdo el año porque ese septiembre vino Dani al pueblo con Marcos y el Ford Fiesta, en lo que fue el último viaje del pobre coche. Como ya sabeis, esto tiene relación con la historia principal...

Bien, ese día se celebraba en nuestro querido pueblo el concurso de petanca, acontecimiento que reune a Rafa Budría padre y a los más borrachos del lugar en un extraño juego sobre una pequeña explanada que días antes los más pardillos limpian de piedras. Entre esos pardillos suelo estar yo casi siempre, por cierto.

Hubo quien no se quiso ir a jugar y escogió orta opción que surgió: Ir a la sierra con nuestro añorado CALDERO, aquel coche que todos nosotros recordamos desde nuestra más tierna infancia y con el que hemos vivido tantas y tantas peripecias, como el día que petó el acelerador y no podíamos volver de Pomer (vaya rato pasamos).

Bien, el personal que optó por ir a la Sierra fue: E (conductor), R, A, PP y J. Ya conoceréis la política de anonimato que se sigue en esta sección.

Al parecer el vehículo, por causas que se desconocen, circulaba por la pista a gran velocidad, y dos de sus ocupantes optaron por apearse a mitad de camino. Aquí es necesario hacer un inciso en la narración: Como puede ser que dos personas tan vagas como R y A se bajasen y prefieresen caminar varios kilómetros con un Sol de justicia (9 de la mañana en Agosto) a ir en un coche. Es más como puede ser que el paradigma de la vagancia, R, hicira eso!!! La velocidad y el miedo debieron ser increibles.

Continuando el viaje, los ocupantes ahora son: E (que sigue conduciendo, aunque no por mucho tiempo), PP y J, estos últimos al parecer absolutamente tajados, como supimos después aunque se puede adivinar dado que no se bajaron del coche echando hostias.

Una vez ya en la Sierra, y por una recta de 500 metros, el coche (recordamos que era un todoterreno), el coche se sale de la pista y, tras un espeluznante slalom por una ladera sin nieve, es frenado por un pino que habría que ver cómo quedó el pobre. Conviene decir aquí que nadie sufrió heridas de consideración.

Razón?? Según el conductor, todo pasó cuando intentó cambiar la emisora de la radio, quitando la mirada de la pista una décima de segundo. Vale, eso se lo dirás a quien quieras, pero en una recta.....

Curiosamente, la primera reacción de los tres ocupantes del vehículo fue sacar la bebida del coche y esconderla debajo de un árbol cercano, no se la fuera llevar alguien. Luego volvieron al pueblo (buena caminata), ya dándose cuenta de lo que había pasado.

Cuando todos vimos el pobre caldero, la verdad es que la chufa debió de ser gorda, todos lo habéis visto.

Por cierto, cuando vendieron definitivamente lo que quedaba del coche tras el guarrazo, las gamberradas varias y las cositas que algunos que yo me se hicieron dentro, fue un amigo mío quien fue a llevárselo, seguramente lo conocéis, es Angelito, de mi Escuela. Os sonará de verle con Maito por ahi, con su charla fluida.

Bien, esta fue la historia, lo del Ford Fiesta fue un corolario que no viene a cuento, tal vez en otra ocasión...

PD: Caldero, te echamos de menos. Por cierto, E está pensando en comprarse otro 4x4, tiembla mundo!!!

Qué poco le duró en el cuerpo!!!

Esta historia aparece aquí a petición de la gente, que todavía guarda en su retina algunas de las peripecias del protagonista. Entre ellas, la primera de las que hizo es la que reflejamos en estas líneas.

Sucedió una noche, este hombre (entonces no lo era, ahora ya habrá crecido), apareció por el pueblo, casi sin conocer a nadie y con un peinado que recordaba más un hongo que una persona, lo cual era reforzado por el hecho de que su craneo era de un tamaño bastante superior a lo que estamos acostumbrados, incluido Matias?? Bien, por darle algún nombre, llamémosle X, si es su inicial o no, es otro tema y vamos a preservar su anonimato.

Esa noche cenábamos en la fragua. Eran los tiempos del famoso Glen Clova, whisky de a 350 pelas la botella, lo cual lo hacía muy atractivo para nosotros, memorable.

Tras la cena, por no romper costumbres ascentrales, procedimos ponernos ciegos, las cosas por su nombre. Entonces (si alguien recuerda como empezó el asunto, que me lo amnde para ponerlo), X comentó que en su ciudad (por reservar el anonimato la llamaremos por ejemplo BCN) bebían mucho más, y que él se chupaba la botella de un trago.

Evidentemente, los pomeranos reaccionamos como debíamos, es decir, picándole y tal, en especial los cabrones de Ch y Dk. Todo ello llevó sin remisión al pobre X a bebersela, y ahí hay que reconocer que cumplió como un machote. El problema es que hasta ahí llegó, y después se quedó medio muerto. Cuando conseguimos moverle, notamos que tenía una extraña mancha en el pantalón, en la entrepierna concretamente.

Vamos, que se había meao, el guarro!!!!

Tras las consiguientes risas, le pusimos en una postura respetable, es decir, sentado en la calle, pero con la espalda en una pared, que ya es algo. Ahí fue cuando un cabronazo que todos conocemos y al que denominaremos "L" se acercó a él y se puso a hablarle. Al momento X le legó a decir que "Eres mi mejor amigo", "Tú sí que me entiendes" y otras memorables frases.

Evidentemente terminamos metiéndolo vestido en la cama, lo cual nos lleva a otro de los datos interesantes: Al día siguiente (recordad: Durmió vestido) apareció el tío todo tranquilo, CON LOS MISMOS PANTALONES MEAOS!!!

Recordaréis: Vaqueros, negros, pretos (por culpa del cuerpo) y sobre todo, húmedos.

Evidentemente a partir de ese día, su mote es Simeone. Por cierto, un día, cuando preguntó la razón de su mote, le dijimos: "Es por el futbolista", a lo cual respondió: "Pues sí que me parezco, ya me lo han dicho alguna vez".
















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