Reflexiones mundanas


Lecciones de filosofía con elo patrocinio del Esportibo Pomerano.

No paran de llegar entregas de un futuro compendio filosófico, que como tal se asegura un gran tirón de ventas (y si no lo creeis, mirad la Biblia).

PARTE 5ª:

LOS RIÑONES NO AGUANTARON MÁS (2ª parte)

Ya comentamos, para los olvidadizos, que el hecho de
caminar erguidos es unos de los aspectos más
importantes en los cambios evolutivos sufridos por los
homínidos en su carrera hacia el hombre moderno, y que
ahora, adoptada dicha posición, se puede decir que
habían llegado a la meta. Ya mencionamos algunas
posibles causas por las cuales el hombre pasó a
caminar sobre sus extremidades posteriores. Éste se
dió cuenta de que con sus manos libres, podía hacer
cosas que de haber seguido andando a cuatro patas
serían impensables.
Una de las más importantes era poder coger alimento
con una mano y al mismo tiempo comer con la otra. Qué
tipos más listos. Seguro que pensaron en ello durante
mucho tiempo atrás, dado que siempre llegaba el león
con ganas de "joder la marrana" y se quedaba con toda
la cacería. A partir de entonces sería distinto, no
porque les diera tiempo a comerse todo, pues el león
seguiría llegando a mitad del festín, pero esta vez el
hombre podría demostrar su enfado con un corte de
mangas, gesto que perdurará invariable hasta nuestros
días. Claro que hoy no vamos por ahí haciendo cortes
de mangas a los leones( a excepción de algún
bosquimano rencorosete), pero sí a otro tipo de
fieras, como por ejemplo al jefe, o a la suegra.
Pero la consecuencia más importante de caminar en
posición erguida fue sin duda el aumento de la
capacidad craneal, lo cuál trajo consigo un desarrollo
espectacular de nuestra inteligencia hasta
convertirnos en lo que hoy somos, el animal más
inteligente sobre la faz de la Tierra, o al menos eso
dicen. Pues bien, como os decía, esto supuso un
engorde encefálico porque el cuerpo ya estaba
preparado para soportar más peso sobre los hombros. Si
esto hubiese sucedido cuando caminábamos a cuatro
patas, la cabeza habría colgado sin remisión y por su
propio peso por encima de la línea de la espalda, y no
cabe duda que en algunos casos hubiese arrastrado por
el suelo, lo cuál habría dejado una clara huella para
los depredadores más oportunistas. Entonces, la
posición de los ojos hubiese sido poco acertada, pues
lo único que veríamos sería el ombligo y otros
colgajos de mayor o menor tamaño. con el riesgo
añadido de hacernos pis en la cara, en el caso de los
hombres recién levantados.
Fue una sabia y meditada decisión de la naturaleza el
hacer posible nuestra incorporación a dos patas, que
pasaron a llamarse piernas, claro que en algunos casos
se acercan más al primer término.
El aumento del tamaño de nuestro cerebro nos hizo sin
duda más inteligentes, pues teníamos más heco en
nuestra cabecita para meter cosas, aunque algunos les
dió por meter corcho, y eso desgraciadamente es
hereditario. Y de nuevo volvemos al ejemplo de
nuestros vecinos de arriba, los mocos. La acción de
sacarse los mocos demuestra muchísima inteligencia.
En primer lugar porque atrapar ciertos mocos requiere
un ejercicio logístico de lo más complejo. Y en
segundo lugar porque con el hecho de querer sacarse un
moco, el individuo en particular quiere dejar más
espacio libre en su cerebro y llenarlo así de nuevos
conocimientos. Lo cuál denota el carácter despierto y
emprendedor por parte de dicho mocoso.
Y por hoy digámosle adiós a este repasito por los
primeros pasos del hombre con su nueva forma de
caminar. Anda que no debió de fardar los primeros
cientos de años. Con las novedades ya se sabe.
Depués como si tal cosa.
Hasta la próxima amiguitos!



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