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King Kong
Vamos al zine ...


Cuando en los documentales del National Geographic nos enseñan la vida de los monos, enseguida queda demostrado que no todos los monos son iguales, igual que aunque parezca mentira, no todos los chinos son iguales, así en el documental de chinos, el chino que no come arroz y está más gordito que los demás chinos es el chino dominante.

De la misma manera, en los documentales de monos no llaman macho-alfa al primer mono que encuentran menado sino al que se folla a todas lsa monas y no trabaja. Los demás monos tendrán que recoger bayas, quitar piojos; en fín, trabajar si quieren obtener sexo de las monas.

King Kong era un macho-alfa y vivía de puta madre en su perdida isla, como todos los machos-alfa que en el mundo han sido. Hubiera seguido viviendo igual de bien si en su vida no hubiera aparecido la rubia, teñida por supuesto. No esporque King Kong hubiera estado solamente con las morenitas de la isla, es que el descubrimiento de la rubia trajo consigo el pack completo: Sobaco, piernas, cejas y bigoet depilados, sonrisa blanca deslumbrante y las uñas bien recortaditas y pintaditas, incluso las de los pies, así que King Kong pensó que si se cuidaba así de bien las uñas de los pies, el chocho lo debía tener como los chorros del oro.

No se equivocó, lo tenía rubio bien rasuradito. Por si esto parece poco, que no lo parece, la rubia en la cama sabía latín del revés.

Pero claro, a esta mujer no la podía King Kong meter toda la vida en su isla, si al menos hubiera sido un archipiélago... Ella necesitaba salir, ir de compras, a la peluquería, a fiestas, no le bastaba con ser la reina de l apequeña isla de King Kong. No sin pocas discusiones, King Kong tuvo que pasar por el aro e irse a vivir con ella a Nueva York.

Para King Kong la ciudad es una jaula, todos sus deseos ya no son realiadd, tiene que llevar un horario, no puede follarse a la que quiera, no puede gritar, no puede mearse en la fregadera...

Él, un Dios en su isla, es un fenómeno enjaulado, enjaulado como los demás pero éstos no saben lo que es ser un macho-alfa, siempre han vivido en una jaula y ya no ven ni los barrotes.

Y ella ya no lo quiere para nada, de nada valen sus habilidades gimnásticasy sexuales, se avergüenza de él porque es sucio, feo, no sabe vestir, no guarda las formas, porque ya no es un Dios.

Entonces King Kong, que ya empieza a estar hasta los cojones, rompe la jaula, pero esto es lo que nunca se puede consentir, que esté aquí y fuera jaula.

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